En el momento actual los videojuegos tienden a presentar mundos cada vez más grandes. Algunos lo son tanto que puedes perderte en ellos, literalmente. Y aunque todavía existen muchos (y buenos) ejemplos de títulos con un desarrollo lineal, los tiempos en los que ibas del punto A al punto B de un nivel han quedado muy atrás. A día de hoy lo que la mayoría de los usuarios quieren es tener una sensación lo más cercana posible al libre albedrío; de libertad total para hacer el juego lo más personal e intransferible posible. Un ejemplo de ello es la saga Grand Theft Auto a partir de su tercera entrega. Los juegos sandbox o de mundo abierto están de moda, y con razón.
Pero ¿qué es un sandbox? ¿Qué es un juego de mundo abierto? ¿Son lo mismo o hay alguna diferencia? Vamos a intentar responder a esas preguntas a continuación, a menudo el público tiende a confundir ambos conceptos. Y son muy parecidos pero, al igual que sucede con los RTS y los MOBA hay una diferencia fundamental que los separa.
¿Qué es un videojuego de mundo abierto?
Un sandbox es un tipo de videojuego donde tenemos varios elementos característicos: un mundo enorme para explorar, libertad de movimientos total y unas normas que tendremos que acatar. Ahora bien, no existe un objetivo final. El jugador puede vivir la experiencia como más le plazca: puede construir y crear elementos que usar dentro del juego e interactuar con su entorno como quiera, con la salvedad de que (al menos aparentemente) no hay ningún final al que llegar. La recompensa, como se suele decir, es el viaje.
Minecraft, el sandbox más popularUn ejemplo muy claro de sandbox no es otro que Minecraft. La multimillonaria IP de Mojang (actualmente en manos de Microsoft) ofrece a los jugadores un mundo enorme con el que se pueden relacionar de la forma que quieran, con amenazas y lugares seguros, pero sin un final aparente. El avatar del jugador va creciendo en función de las horas que invierte el usuario en él, de explorar el entorno y de crear ítems, no a base de completar misiones. Y sí, en Minecraft hay un "final", pero no es primordial llegar a él ni es evidente para el usuario.
En el caso de un videojuego de mundo abierto tenemos un vasto mundo que recorrer a nuestro antojo, con unas normas a las que nos tenemos que adherir y con un objetivo final. Ahora bien, cómo llegar a ese final está totalmente a discreción del jugador. Pongamos por caso Skyrim, último título hasta la fecha de la saga Elder Scrolls. Hay una trama principal que puede completarse relativamente rápido, y una miríada de misiones secundarias que nos permiten alargar el juego tanto como queramos antes de abordar las principales; no se impone un orden.
De todo esto podemos concluir que todos los sandbox son mundos abiertos, pero no todos los mundos abiertos son sandbox.
Un poco de historia
No se puede fechar con precisión el momento en el que los juegos de mundo abierto aparecieron. Algunos consideran que el primero de todos fue Colossal Cave Adventure, una aventura conversacional (se interactuaba con el juego escribiendo órdenes en lenguaje natural) aparecida en 1976.
Texto y soporte original de Colossal Cave Adventure / Digital Game Museum editada con licencia CC 2.0Sin embargo, el primer juego de mundo abierto tal y como lo entendemos hoy fue el simulador espacial Elite, aparecido en 1984. Distintos estudiosos de los videojuegos hablan de que, precisamente en los juegos de simulación de vuelo, es donde se pueden encontrar las raíces de los mundos abiertos y el sandbox.
La fórmula se siguió explotando durante los años 80 y 90 del siglo pasado con diversos grados de éxito: títulos como Wasteland (el "padre" de Fallout) tenían un mundo abierto; aventuras gráficas como King's Quest VI contaban también con un terreno casi inacabable para explorar, entre muchos otros. Sin embargo, el género terminaría por explorar a finales del siglo XX.
La llegada del 3D a los videojuegos supuso que apareciesen títulos que daban a los usuarios libertad casi total de movimientos. Algunos nombres importantes del catálogo de Nintendo indudablemente influenciaron lo que tenía que venir; los juegos de mundo abierto deben mucho a joyas consoleras como Super Mario 64 o Banjo & Kazooie. Así llegamos a una industria donde los grandes reyes son las sagas GTA, The Elder Scrolls, Assassin's Creed o Minecraft. Todos ellos comparten mundos enormes para explorar, a pesar de sus distintas mecánicas de juego.
¿Por qué son tan atractivos estos títulos?
En una palabra: inmersión; los jugadores quieren sentir que son parte del juego. Estos títulos lo consiguen sin tener que abandonar la tercera persona necesariamente: es muy fácil sentir que Talion, el protagonista de Sombras de Mordor, es una prolongación de uno mismo en el juego. También creerse Batman jugando a Arkham City, o que eres el atormentado John Marston en Red Dead Redemption.
Imagen de Arkham City / Joshua Livingston editada con licencia CC 2.0En otras palabras, el mundo del juego debe ser "tu" mundo. Cuando te encuentras con un buen ejemplo del género será tu mundo más inmediato durante un buen montón de horas: en los videojuegos de mundo abierto es muy fácil y muy rápido perderse; las horas se irán apilando una encima de otra y, antes de que te des cuenta, serán las tantas de la madrugada y tú seguirás delante de la pantalla.
¿Te ha picado la curiosidad? Hora de probar lo mejor del género
Si nunca has probado un videojuego de mundo abierto una buena forma de empezar podría ser el ya mencionado Arkham City, considerado por muchos como el mejor juego de Batman de todos los tiempos. Cumple con todos los requisitos que hemos mencionado algo más arriba y completarlo es altamente satisfactorio. O también puedes descargar juegos SandBox para Android como plataforma emergente en el género, el listado es bastante amplio. Aunque date por advertido: sabes cuándo empiezas a jugar, pero no cuándo terminas.