Es probable que hayas escuchado hablar de gamification. Es una palabra anglosajona que hemos adaptado al castellano como gamificación o ludificación. Lleva ya un tiempo entre nosotros. Nació con la informática, antes incluso de que existieran los videojuegos. Y como indica su nombre, tiene que ver, precisamente, con el juego.

De manera más o menos obvia, o camuflada de mil maneras distintas, la gamificación es una práctica que hoy en día podemos encontrar en aplicaciones móviles, dispositivos electrónicos, páginas web y en nuestro día a día, ya seamos consumidores, estudiantes o profesionales de cualquier sector. La gamificación ha tenido tal éxito aplicada a mil cosas que no es de extrañar que convivamos con ella. Muchas veces, sin prácticamente darnos cuenta. E incluso se enseña en la universidad, como este Curso Online de Introducción a la Gamificación a Través de Casos Prácticos que ofrece la Universitat Oberta de Catalunya.

Qué es la gamificación

Un artículo de Cyberghost VPN sobre gamificación nos pone en la pista de qué es esta práctica o método. Se trata de “agregar elementos de juego a sitios y aplicaciones para motivarte a completar actividades”. Y pone varios ejemplos en los que tal vez te hayas encontrado algo de gamificación: “marketing, negocios, educación, finanzas, salud, fitness…”.

En la práctica, esto implica convertir cualquier actividad, agradable o desagradable, en un juego. O añadir conceptos y dinámicas propias del juego. Así funciona este sistema. Su propósito es hacer que una tarea o trabajo aburrido se conviertan en una experiencia que queramos hasta repetir. Ya sea hacer ejercicio para tener una vida más saludable, completar un informe complejo o aprender cómo funciona un motor de combustión.

Dependiendo del público al que vaya dirigida una tarea o dinámica, individual o en grupo, el uso de la gamificación será más o menos obvio. Una de sus muchas ventajas es que, al igual hay mil tipos de juegos, hay mil formas de introducir elementos del juego en casa, en la escuela o en el trabajo. Y lo bueno es que, aunque no a todo el mundo le gustan determinados tipos de juegos, sí que todos compartimos el deseo por los premios o las recompensas.

Productividad y gamificación, la alianza perfecta

La gamificación sirve para aprender algo nuevo, pero también para completar tareas y obligaciones o para adquirir nuevos hábitos y abandonar los viejos. En lo que se refiere a las tareas y obligaciones diarias, convertir una pesada lista de tareas en un juego puede hacer que una interminable jornada laboral se pase volando. Y lograr cumplir todos tus objetivos en el tiempo deseado. Una persona motivada está siempre más dispuesta a lograr sus propósitos que alguien que no lo tiene tan claro. E incluso puede ayudar a cambiar tu estado de ánimo, dentro y fuera de tu lugar de trabajo.

La gamificación te ayuda a cumplir todos tus objetivos en el tiempo deseadoLa gamificación te ayuda a cumplir todos tus objetivos en el tiempo deseado

Muchos métodos de productividad se centran en combatir el desánimo y en promover la motivación. Ya sea empezando por lo difícil y siguiendo por algo más asequible o aplicando el lema de divide y vencerás, o sea, convirtiendo una tarea compleja en pequeñas tareas más digeribles. La gamificación va un paso más allá. Quiere hacer apetecible aquello que no queremos hacer. Mediante recompensas, sistemas de puntos… Volviendo al artículo de Cyberghost VPN, “los estudios muestran que el 90% de los empleados dicen ser más productivos cuando usan la gamificación”.

El motivo es obvio. A todos nos gusta jugar. De pequeños, todos hemos jugado. Y de mayores, aunque no practiques ningún deporte o actividad física, resulta inevitable no dedicar tiempo a una consola de videojuegos o a uno de los centenares de juegos móviles que puedes descargar y jugar entre tarea y tarea.

Ejemplos de gamificación para tu vida diaria

Hay muchas maneras de aplicar la gamificación a tu vida diaria. Algunas puede que te resulten demasiado familiares porque te recordarán a cuando jugabas de niño. Otras prácticas, te sonarán de haberlas visto en aplicaciones que utilizas en tu teléfono móvil como Duolingo o Babbel, que sirven para aprender idiomas mediante el juego y las recompensas.

Aquí va una lista de varios ejemplos o tácticas de gamificación que te sonarán:

  • Recompensas al completar tareas
  • Convertir tareas en misiones o desafíos
  • Registrar los logros diarios y rachas exitosas para motivarnos
  • Crear tablas de clasificación para competir entre equipos o departamentos
  • Premiar acciones y hábitos saludables con puntos o insignias
Duolingo es un claro ejemplo de cómo la gamificación nos puede ayudar en el aprendizajeDuolingo es un claro ejemplo de cómo la gamificación nos puede ayudar en el aprendizaje

En definitiva, de lo que se trata es de lograr la motivación ante actividades que debemos hacer pero que no nos apetece, por mil razones. Ya sea por miedo, falta de voluntad, poca confianza en nosotros mismos… Con la gamificación, convertimos acciones diarias en un juego en el que queremos ganar para obtener la mejor puntuación o el premio prometido. Y no solo eso. En función de las dinámicas empleadas, la gamificación puede contribuir a afianzar la confianza entre equipos o grupos de trabajo. No hay nada como competir contra otros para unir fuerzas y adquirir una mayor conciencia de pertenecer a un grupo. En este caso, una clase, un departamento o un equipo.

Aplicaciones móviles basadas en la gamificación

Antes he mencionado Duolingo como ejemplo de aplicación móvil que utiliza la gamificación para su propósito: enseñar idiomas. Tal es su influencia que otras apps similares, e incluso anteriores, se han reconvertido hacia ese modelo de jugar y divertirte mientras aprendes palabras y expresiones nuevas. Y, además, no es la única en su especie. Sin ir más lejos, Kahoot! Está presente en las aulas de medio mundo, convirtiendo una aburrida clase en un juego de preguntas y respuestas en el que participa todo el mundo.

Cambiar malos hábitos por otros más saludables es una de las áreas de acción en las que la gamificación tiene mucho que aportar. Dejar de fumar, reducir el consumo de sal, alcohol o azúcar, practicar más deporte, empezar una nueva rutina de ejercicios… De ejemplos hay muchos. Tenemos Flamy, para abandonar el tabaco, Strava o Fitbit, para hacer deporte al aire libre o entrar mientras compites con tus amigos o la popular Pokémon Go, que disfrazada de app para coleccionar criaturas de ficción, sirve como excusa para pasear y caminar largas distancias.

También la salud mental encuentra en la gamificación un aliado. Aplicaciones como Headspace, Calm o Medito, pensadas para promover prácticas relajantes y contra el estrés, incorporan elementos del juego, más allá de los beneficios de meditar o dormir bien, para facilitar su uso aunque estemos absorbidos por una jornada interminable.

Y si hablamos de aplicaciones móviles y gamificación, es inevitable mencionar las listas de tareas y demás apps de productividad disponibles en las tiendas móviles. Aquí destacan nombres como Todoist, Trello o Daylio sirven para recordar todo cuanto tenemos que hacer en el día a día. Y nos motivan para hacerlo empleando elementos visuales y recompensas inmediatas, a medida que completamos las tareas. Como ver todo lo que ya hemos hecho y compararlo con días o semanas anteriores.

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